Cristian Antonio Cooz.-La tradición de quema de Judas cada Domingo de Resurrección en Semana Santa, se remonta en nuestro país supuestamente al año 1499 (apenas a siete años del encuentro de dos mundos), cuando se dice que los indios de Cumaná, le prendieron fuego a un muñeco que representaba a Américo Vespucio por estafarlos cambiándoles espejitos pa´ que le construyeran un barco donde finalmente se largó a España muerto ´e risa.
Esta tradición española para hacer “justicia” por la traición de Judas Iscariote contra Jesús de Nazareth, pasó así tempranamente a América. Aun se practica en muchos países Latinoamericanos.
Desde entonces, los venezolanos le colocaron su sello particular, realizando “mamarrachos” o muñecos con ropas y zapatos viejos, para simbolizando la identidad de algún personaje nefasto u odioso para el pueblo.
En algún tiempo, se cuenta que en los pueblos venezolanos, se hacían judas representando a una suegra metiche, a un marido monta cachos, a una vecina chismosa o a un cobrador, entre otros personajes que merecían una lección de justicia poética.
Luego, con el pasar de los años, los judas dejaron de ser tan “inocentes” para ser quemados cada año en Domingo de Resurrección, personajes verdaderamente odiados como criminales o principalmente políticos.
Con la actual crisis venezolana, el pueblo tiene una cuasi infinita lista de personas que llenan todos los requisitos a ojo del pueblo para calificar a judas. Este Domingo de Resurrección, el traidor más vapuleado y conocido de la historia humana tendrá miles de rostros más y los nominados a arder en candela, son indudablemente de la oposición política del país y representantes del gobierno, por todos los esfuerzos que han hecho para calificar a tener su muñeco del supuesto apóstol traidor, y ser quemado en la hoguera de la ignominia y el rechazo popular. Cada quien elija su Judas.
