Dopaje Tecnológico (Caso Balones NBA)

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Luis José Castellanos.-Para mejorar el desempeño del atleta al realizar su trabajo, sus herramientas deportivas han pasado por rigurosas pruebas de carácter técnico que garantizan la funcionalidad y ergonomía, de guantes de Béisbol, asientos de bicicletas o goggles de de natación tanto para profesionales como aficionados.

Balones impredecibles.

Previo a la temporada 2006-2007 de la NBA se anuncio que los balones oficiales serían de un material denominado Cross Traxxion sustituyendo a los balones de cuero que llevaban 35 años en la liga. El comisionado de la NBA y los ejecutivos de la maraca aseguraron que tras cientos de horas en prueba, los balones tendrían mejor control al ofrecer un mejor agarre ser más ligeros pues absorbían menos humedad, rebotaban mejor y la sensación al tacto era muy cómoda. Sin embargo habían pasado por alto la opinión más importante, en este caso la del jugador.

Los problemas empezarían desde los campamentos de entrenamiento, el rebote ofensivo y defensivo resultaba impredecible lo que dificultaba adivinar su posición para recuperarlo. Tras varios partidos del calendario oficial el malestar era más evidente; algo no andaba bien con los balones, al no absorber el sudor resultaban muy resbalosos y tenían que sujetarse con más firmeza para no perderlos, causando escoriaciones en la piel y obligando a los jugadores a usar adhesivos en los dedos para evitar que se agrietaran.

Mav Balls.

Ante la constante quejas de sus jugadores el dueño del equipo Mavericks de Dallas, Mark Cuban, acudió al doctor James L. Horwitz, director del departamento de física de la Universidad de Texas en Arlington, quien reunió a un equipo para evaluar las propiedades de los balones de cuero y sintético y compararlas.

El proyecto ‘Mav Balls’ llego a la conclusión de que los nuevos balones rebotaban entre 5 y 8% menos que lo de cuero, cuando se dejaban caer por encima de 1.22 metros de altura. Como ya se había observado al no absorber el sudor debían agarrarse con más firmeza, provocando fallas en pases o lanzamientos. Más critico era el hecho de que rebotaban de modo errático hasta 30% más en la duela, el aro y en el tablero, haciéndolo difícil de controlar;  el rebote empeoraba al pegar en el logotipo de la marca o de la NBA, además las lesiones en los falanges de los jugadores eran generados por las miles de ampollas mucho más rugosas en sus puntas en comparación con los balones de cuero.

Pero de acuerdo con el estudio, no todo estaba perdido, al menos en teoría. El equipo científico administro una serie de recomendaciones; al conducir el balón debía reducirse la altura del rebote para aminorar el rebote errático, así como sobre inflarlo a 14,5 libras por pulgada cuadrada (cuando el máximo era de 8.5). Mientras que para evitar que se humedeciera, tendría que ser cambiado y limpiado con una toalla. Si bien estas recomendaciones no eran del todo prácticas para un partido.

De regreso al Cuero.

El caso de lo balones de la NBA es un notable ejemplo del mal uso de la tecnología en el deporte, aun cuando se disponía de todos los recursos, el uso continuo en la cancha resultó ineficiente. Así como Oscar Pistorius recurrió a instancias legales para ser aceptado en el deporte olímpico, el sindicato de basquetbolistas profesionales interpuso un recurso en materia laboral para retirar los balones sintéticos. Argumentando que el modelo nunca fue probado por los jugadores antes de aprobarlos, los balones fueron olvidados y para la siguiente temporada los modelos de cuero regresaron a la duela.