El mundo entero se estremece con las acciones de los Talibanes y su cruel líder militar, el Mullah Mohammad Yaqoob y del temible líder espiritual Haibatullah Akhunzada, quienes presuntamente como inicio, para este jueves 19 de agosto de 2021, habían planeado la decapitación de 229 misioneros cristianos, tras la toma este miércoles 18 de Quaragosh, la ciudad cristiana más grande de Irak. Esta información difundida por Whatsapp y otras redes sociales, aunque ha sido desmentida por los Talibanes, mantiene en vilo al mundo entero.
Al parecer, el origen de la cadena de Whatsapp, fue atribuida a la cuenta de Judith Carmona, misionera de Chihuahua en África, y según informó este miércoles el portal español RTVE noticias (Radiotelevisión Española), esta noticia es “un bulo” un fake news. Aunque nadie lo sabe a ciencia cierta, pues reina el terror y la confusión en Afganistán.
Terribles prohibiciones para una mujer afgana: muertas en vida
Pese a que los Talibanes han prometido “moderación y justicia”, países occidentales sospechan que, lo que busca es “apaciguar temporalmente” a la comunidad internacional, para luego, iniciar efectivamente las decapitaciones de niños, mujeres y hombres cristianos, así como las lapidaciones de mujeres que no se sometan a la Sharia.
Pasados algunas semanas, se espera que ríos de sangre pudieran correr en Kabul y otras ciudades afganas, como ya ha ocurrido durante el avance Talibán.
Según la Asociación Revolucionaria de las Mujeres de Afganistán (ARMA), ellas volverán a vivir un infierno, pues entre algunas de las desquiciadas y criminales normas del fundamentalismo religioso talibán, las mujeres son seres inferiores, que no pueden trabajar ni estudiar.
No puede salir a la calle si no van acompañadas de un hombre y deben tapar su cuerpo de pies a cabeza con el tan odiado “Burka”; si las mujeres o niñas no obedecen esto, serán sometidas a azotes, palizas y abusos verbales; si muestran sus tobillos en público, serán azotadas; si mantienen relaciones sexuales fuera del matrimonio, serán asesinadas a pedradas (lapidadas); no pueden usar cosméticos; no pueden recibir atención médica si no hay una doctora; tienen prohibido reír en público; no pueden usar tacones; no pueden subirse a un taxi solas; no pueden aparecer en TV ni hablar en la radio; no pueden practicar deporte.
Entre otras prohibiciones que las convierte prácticamente en “muertas en vida”, están otras tan absurdas y opresivas como: no pueden reunirse para recrearse; no pueden lavar ropa en los ríos o plazas públicas; ninguna plaza, calle o edificio puede llevar el nombre de una mujer; no pueden asomarse a los balcones; los sastres no pueden tomarles medidas; no pueden usar baños públicos; no pueden usar pantalones ni aun debajo del burka; no pueden tomarse fotos o videos; no pueden usar Internet ni ver TV, entre otras todavía más atroces e increíbles que permiten la violencia sexual y psicológica.
“Vendrán por mí y me matarán”
Desde que Estados Unidos anunciara su retiro total de Afganistán desde mayo pasado (tras 20 años de guerra desatada por los ataques de las torres gemelas el 11-9-2001), los Talibanes avanzaron como una peste imparable y destructora, que ha tenido su punto más dramático con la toma de Kabul el domingo 15 de agosto, tras la “desordenada retirada” de las tropas americanas, reconocida así por el mismo presidente Joe Biden.
El lunes 16 de agosto, el mundo contuvo el aliento al ver a los Talibanes sentados en la oficina presidencial del Gobierno Afgano y a miles de personas tratando de aferrarse a los aviones militares de EE.UU para escapar de la brutalidad criminal talibán que se escuda en sangrientas leyes religiosas. Algunas de estas personas murieron al caer al vacío tras el despegue de los transportes o perecieron aplastados en el tren de aterrizaje.
Las mujeres y los cristianos son los principales blancos de los Talibanes, quienes se cree con toda certeza, ejercerán toda su violencia desatada para someterles o asesinarles sin piedad. Un ejemplo de lo que esperan las mujeres afganas, pese a las promesas Talibanes de que respetarán sus derechos humanos, se condensa en la descarnada y estremecedora declaración de Zarifa Ghafari de 27 años, la primera alcaldesa de Maidan Shar provincia de Wardak, Afganistán,: “estoy aquí sentada, esperando a que lleguen (…), vendrán por las personas como yo y me matarán”.
Ex SEAL que mató a Bin Lade: “Biden es un desastre”
El presidente Afgano, Ashraf Ghani, huyó el domingo 15, abandonando a su pueblo y según la embajada rusa, “escapó de Kabul con cuatro autos llenos de dinero”. Aunque esta versión no ha sido confirmada, lo cierto es que el presidente en su huida, soltó la frase lapidaria “han ganado los Talibanes”.
La bochornosa retirada de las tropas de EE.UU de Afganistán, recuerdan dolorosamente a la retirada de Vietnam, salvando distancias y hechos. Pero, esta vez, el mundo occidental lo reprocha y lo ve como algo precipitado, que tendrá sus graves consecuencias para occidente y demuestra la debilidad de EE.UU ante Rusia, China y sus aliados comunistas o de regímenes dictatoriales alrededor del mundo.
Uno de los que han levantado su voz indignado, es el ex SEAL Robert James O´Neill (quien en 2011 disparó y mató a Osama Bin Laden), quien no dudó en decir que el gobierno de Joe Binden “es un desastre”. Este veterano de las Fuerzas Especiales norteamericanas dijo además que “…es la peor pérdida en la historia de Estados Unidos. Nuestro Presidente más popular ha desaparecido. Prueben que estoy equivocado”, escribió el SEAL en twitter.
Para líderes occidentales como Boris Johnson, el primer ministro del Reino Unido: “Las naciones occidentales deben unirse para evitar que Afganistán vuelva a convertirse en un refugio para grupos terroristas”.
Por su parte, el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, exhortó al mundo civilizado en el seno del Consejo de Seguridad de la ONU “que utilice todas las herramientas a su disposición para reprimir la amenaza terrorista global en Afganistán”.
Talibanes prometen moderación, pero nadie les cree
Pese a que los Talibanes han prometido moderación en su gobierno, el mismo pueblo afgano y el mundo occidental desconfía de ellos. Para calmar a la población, el portavoz de los Talibanes, Zabihulla Mujahid, dijo en rueda de prensa el miércoles 17, que “no queremos que nadie salga de nuestro país (…) nadie debe sentir miedo de permanecer en Afganistán (…) hemos perdonado a todos por el beneficio y estabilidad de Afganistán…”
Aseveró que Afganistán tendrá un gobierno islámico fuerte y que no permitirán que organizaciones como al-Qaeda operen en su territorio. Prometieron una prensa “libre e independiente bajo el marco de la ley islámica”.
Sobre la mujer, prometieron que “no habrá discriminación (…), podrán estudiar y trabajar en el marco de la ley islámica (…) nuestras mujeres son musulmanas y están felices de vivir en el marco de la Sharia”, dijo Zabihulla Mujahid, pero nadie le cree.
El mundo contiene el aliento y desgraciadamente, mientras Joe Biden demuestra ser débil, el Emirato Islámico de Afganistán se prepara seguramente para aplicar su venganza contra el mismo pueblo Afgano, que, en estos 20 años se acostumbró a vivir en relativa paz y democracia, las cuales ahora el Talibán les arrebata para lanzarlos al pozo de la desesperación y la muerte.