El arrastre del aire
Luis José Castellanos.-La mayor parte de la energía que emplean los ciclistas profesionales es utilizada en reducir el arrastre del aire. La técnica más aplicada para sortearlo es pedalear detrás de un compañero de equipo o del contrincante quien ‘corta el aire’, lo cual reduce el arrastre en 38 o 40%.
Para disminuir el arrastre en la aerodinámica de un ciclista, los científicos se han centrado en modificar la vestimenta del ciclista con uniformes y cascos especiales.
Para 1992 se sabía que el manubrio contribuía en el arrastre un 10%, por lo que una solución de ingeniería fue diseñarlo en forma de postes horizontales hacia el frente de manera que el ciclista descansara sus codos en él; esto ayudaba a reducir la turbulencia del aire. Otro asunto son las ruedas que tienen efecto en el flujo de aire alrededor del aparato; los neumáticos son muy delgados, a fin de reducir el área seccional, y los diseños más avanzados prescinden de los rayos de acero, reemplazándolos por un disco sólido fabricado de material ligero, diseñado especialmente para competencias en locales cerrados. En el caso de las carreras en exteriores, las ruedas con sólo tres rayos son más eficientes para reducir el arrastre; no sólo lo aminoran, incluso previenen que los vientos cruzados también resten velocidad.
El casco de un bote de remo olímpico puede ser la diferencia entre obtener la medalla de oro o ninguna. Los fabricantes de estas carcasas han buscado brindar de simultáneo rigidez, balance y disminuir el área que entra en contacto con la superficie del agua (que contribuye con el 80% del arrastre), lo cual no siempre es posible. La tecnología dedicada a reducir la fricción entre el casco y el agua ha sido ideada por la industria aeroespacial, y empleada principalmente por fabricantes de yates de carreras. La NASA ha desarrollado las llamadas ‘costilletas’, surcos con forma de ‘V’ a un lado del casco, paralelas a la dirección del flujo de agua, que en palabras de los técnicos “no son más profundos que un rasguño” pero son capaces de reducir el arrastre en 8%.
Los botes de remo olímpico aquellos en los que cada integrante utiliza un solo remo, suelen contonearse al momento de avanzar. En la Universidad de Cambridge, una de las instituciones con mayor tradición en este deporte, sus representantes llegaron a solicitar los servicios del centro de Ciencias Matemáticas; el profesor John Barrow fue el encargado de analizar las distintas posiciones que los remeros podrían tener, y lo que descubrió fue también una lección de historia.
A pesar de que en cualquier configuración ocurrirá esta clase de movimientos de fuerzas transversal, Barrow encontró un arreglo que las puede cancelar, para esto se requiere que todos los integrantes tengas el mismo peso y apliquen exactamente la misma fuerza de manera simultánea; para los botes de 4 miembros, un remero en punta palea del lado de la orilla, detrás de éste dos reman del lado opuesto, y en la parte trasera otro remará también del lado de la orilla. Barrow descubrió que esta distribución ya había sido utilizada por los miembros de un club italiano mientras practicaban canotaje en el lago Como en 1956. Entre ellos se encontraba el ingeniero en jefe Giulio Cesare Carcano a quien se le atribuye esta distribución, puesta en práctica en las olimpiadas de Melbourne, Australia, ese mismo año el equipo ganó así la medalla de oro. Para el caso de 8 remeros, el profesor halló cuatro combinaciones posibles, dos nuevas, y las otras dos ya se utilizan dentro de la especialidad; una es la misma configuración italiana, pero duplicada, denominada ‘triple tándem’; la otra es conocida como la ‘cubeta alemana’ o ‘plataforma de Ratzemburgo’, esto debido a que a finales de la década de 1950, la utilizo por primera vez un famoso club de remo alemán de aquella ciudad, bajo la dirección de Karl Adam quien se vio influenciado por las practicas de Carcano. Estos arreglos demostraron ser efectivos durante los campeonatos europeos de 1958 y las tripulaciones alemanas entrenadas por Adam tuvieron bastante éxito en las siguientes décadas. Por su parte el equipo canadiense de la especialidad ganaría la medalla de oro en Beijing 2008 siguiendo aquel arreglo.
La propuesta de Barrow sin embargo está sujeta a numerosas variables, como el peso de los integrantes del equipo y el material con el que hayan sido construidas las naves.
La aplicación de la tecnología ha mejorado el índice de desempeño de muchos deportes reflejado en el número de marcas que se rompen. Steve J. Haake, investigador del Centro Científico de Deportes y Entrenamiento de la Universidad de Sheffield Hallam, en Reino Unido, dice que en poco más de un siglo la carrera de 100 metros, incrementó sus marcas en 24%, el salto con garrocha, 86% en 99 años, en 76 años el lanzamiento de jabalina un 95%, carreras de persecución individual de 4 kilómetros, 35% en 32 años, maraca de la hora en ciclismo, 221% en 111 años. Al menos 4% de las mejoras en carreras se debió a los adelantos en la ropa deportiva y aerodinámica.
Detrás del desempeño atlético hay un ejército de profesionales y expertos en educación física, medicina, ingeniería de Software, especialistas biomecánicos y ergonomía, además de ingenieros mecánicos y de materiales, químicos, y diseñadores industriales. Un auténtico trabajo de equipo para llevar el máximo la capacidad de los deportistas en pos de la victoria.