Cristian Antonio Cooz. -«Por Dios, manden refuerzos rápidamente a la entrada de La Guaricha, Mariara (…) Torrealba está herido ¡Nos tiene rodeados con fusiles!»
Así eran los gritos desesperados de un funcionario de la Policía de Carabobo cuando a eso de las 11:30 de la noche del lunes 24 de mayo, él y su compañero fueron emboscados por delincuentes armados con fusiles en Mariara, municipio Diego Ibarra del estado Carabobo.
En su comunicación radial, mientras sonaba el tableteo de las armas de guerra a su alrededor, el funcionario avisaba: «comandante tengo a Torrealba herido, le dieron un tiro aquí en la pierna ¡se está desangrando!
Rodeados por fuego enemigo
A la vez que el funcionario notifica su desesperada situación por radio, respondía a la tormenta de fuego enemigo con su arma de reglamento y trataba de calmar a su compañero Torrealba, quien tirado sobre un charco de sangre se quejaba por el dolor intenso de la herida de bala de los fusiles.
El llamado del agente era suplicante, mientras los feroces delincuentes cerraban el cerco sobre ellos.
Con la voz cansada, pero activa por el torrente de adrenalina, el agente seguía diciendo: «rápido chamos, tenemos la patrulla a unos 20 metros y tratamos de resguardarnos, cerca de la pasarela de La Guaricha ¡nos siguen disparando con fusiles! Un funcionario heridooo».
Patrulla cómo un rallador de queso
La patrulla la agarraron los delincuentes como tiro al blanco, dejándola como un rallador de queso con los tiros de los fusiles.
Sabiendo que podría perder el combate porque él y su compañero herido estaban en desventaja númerica y que los asesinos tenían mayor poder de fuego, los agentes seguían aferrándose a la vida, disparando alternativamente, sin saber si iban a lograrlo o no.
¡Oro uno por Dios!
Viendo como los asesinos se acercaban cada vez más a ellos con la intención de masacrarlos a tiro de fusiles, el agente seguía pidiendo ayuda: «Oro uno, oro uno, por Dios, envíen refuerzos…»
Raudos, comisiones de Naguanagua y Valencia de Policarabobo, así como Guardias Nacionales y de la Policía Científica, respondieron al llamado, arrancando para el sitio de los combates.
Rompiendo el frío de la noche con el rugido de los motores, mezclados con las sirenas y las luces de las cocteleras, así iban «esmacheta’os», los refuerzos por la Autopista Regional del Centro.
Nadie lo decía, pero temían que al llegar, consiguieran acribillados a los dos funcionarios emboscados.
¡Llegó la caballería, no joda!
Afortunadamente, la rapidez de la respuesta fue inmediata y mientras iban en carretera, los refuerzos no dejaban de radiar a sus compañeros sitiados por las balas de fusiles que resistieran un poco más. «Ya vamos, aguanten».
En pocos minutos las comisiones cubrieron la distancia hasta La Guaricha en Mariara y al llegar al sitio, desplegaron todo su poder de fuego.
«Llegó la caballería, no joda», dijo uno de los funcionarios quien de un salto ocupó su sitio de combate, cubriendo a sus compañeros emboscados y ayudando a asegurar el perímetro.
Si los refuerzos se hubieran tardado unos minutos más, el agente y su compañero Torrealba no la habrían contado.
Los delincuentes con fusiles tuvieron que replegarse para no probar en sus pellejo las balas de los funcionarios.
Se perdieron del área sumergiéndose en la noche sin afortunadamente saciar su sed de sangre.
Despliegue en toda Mariara
En horas de la tarde de este martes 25, se sabía que Torrealba, el funcionario herido por bala de fusil estaba siendo atendido en un centro asistencial, pero se desconocía si estaba fuera de peligro o no.
En cuanto a su compañero, que con mucho arrojo mantuvo su posición defensiva pese a estar superado por poder de fuego y numéricamente, estaba bien de salud.
Los cuerpos de seguridad del estado buscan activamente por todo Mariara a los delincuentes que están armados con fusil y que hasta ahora han mantenido azotado todo el este del estado Carabobo, específicamente el norte del Lago de Valencia.