Tras «achicharrarse» satélite Simón Bolívar, comunicaciones de Venezuela podrían depender del «imperio»

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Este miércoles en horas del mediodía, hora venezolana, se realizó el lanzamiento del satélite venezolano Simón Bolívar, Venesat-1, desde Xichang República Popular China.

Cristian Antonio Cooz.-Luego que al Venesat 1, conocido como Satélite Simón Bolívar se le «achicarraran» los cables por un supuesto cortocircuito que lo sacó de órbita y lo hizo perderse eternamente en las profundidades infinitas y frías del espacio exterior, las telecomunicaciones de Venezuela podrían pasar a un satélite del «imperio» designado como Intelsat 14.

Como en el vacío del espacio no hay ratones, zamuros, cucarachas ni otros bichos a los que históricamente el gobierno revolucionario ha echado la culpa de los desperfectos en el sistema eléctrico y comunicacional, el escueto comunicado del Abae (Agencia Bolivariana de Actividades Espaciales), solo confirma el hecho sin señalar razones.

Ahora estaría por verse si la posible pretensión del gobierno de Nicolás Maduro de obtener ayuda de satélites norteamericano para revertir el colapso de internet, telefonía móvil, televisión por cable y otras áreas del espectro radioeléctrico, pudiera ser negada por estar sujeta a las sanciones del gobierno de Donald Trump.

Se «murió» antes de tiempo

El satélite artificial Simón Bolívar costó más de 400 millones de dólares. Gestionado por el extinto Hugo Chávez con el gobierno chino desde 2005, finalmente fue lanzado desde el Centro Espacial Xichang, suroeste de China a una órbita geoestacionaria (fija) sobre Venezuela.

Este satélite de comunicaciones debía tener una vida útil de 15 años, pero se «murió» antes de tiempo; no llegó al 2023.

Según el comunicado del 25 de marzo de 2020 emitido por la Abae, adscrita al Ministerio de Ciencia y Tecnología venezolano, tras «12 años de operaciones, y debido a una falla(que no mencionan), el satélite Simón Bolívar no continuará prestando servicios de telecomunicaciones».

Más inútil que «cenicero en moto»

Según declaró al diario digital ABC de España el ingeniero en telecomunicaciones y extrabajador de Abae, Luis Zambrano: «algún daño interno del satélite, por un corto circuito, por ejemplo, y eso arroja al sistema de data información incorrecta y no se puede prevenir alguna falla. Por eso se debe monitorear siempre en tierra. Pero otra razón pudo haber sido un error humano, bien sea porque no se tomaron las previsiones o por mala praxis». El centro de control principal del SB está en el estado Guárico, centro de Venezuela.

Lo cierto es que las fallas de internet, telefonía celular y televisión que padecen los venezolanos en tiempos de cuarentena por el mortal coronavirus, se deben en gran medida a la destrucción del satélite Simón Bolívar.

Venezuela aun cuenta con dos satélites más: el Francisco de Miranda, lanzado por China en septiembre de 2012 para la observación de recursos naturales y administración de desastres; así como el teleobservador Antonio José de Sucre, lanzado en 2017, que era el auxiliar en telecomunicaciones del ahora destruido satélite Simón Bolívar, pero que al quedar funcionando solo, es más inútil que «cenicero en moto», como dicen los ingenieros extrabajadores de la Abae.

Reemplazar a Bolívar por Guaicaipuro

La Agencia Bolivariana de Actividades Espaciales no ha clarificado si esos millonarios ingenios todavía tienen función práctica, más allá que el de la propaganda de «independencia tecnológica»; pero lo cierto es que ahora, el gobierno de Maduro quiere invertir otra millonada de dólares en otro satélite chino que va a reemplazar al Simón Bolívar y que costará el doble.

Este nuevo satélite artificial que llevará por nombre «Indio Guaicaipuro», será construido nuevamente por la Corporación Industrial «Gran Muralla» y por eso, los chinos se embolsarían unos 800 millones de dólares.

Aunque Nicolás Maduro, con bombos y platillos insistió en octubre de 2019, durante el 11 aniversario del lanzamiento del Simón Bolívar, que con los tres satélites (Bolívar, Miranda y Sucre) en órbita, y con el cuarto proyectado (Guaicaipuro), estaba garantizada la independencia tecnológica, lo cierto es que Venezuela depende enteramente China, y ahora, con pedir ayuda al «Imperio» por la destrucción del Simón Bolívar, Venezuela evidencia estar a años luz de esa «independencia tecnológica».

Para los expertos venezolanos en telecomunicaciones (muchos de los cuales, presuntamente los más competentes) que han huido de la crisis venezolana para dejar las operaciones satelitales en manos inexpertas, irónicamente la «independencia tecnológica» depende de China, y para más ironía del destino, también depende del «imperio».