Purga staliniana: Putin «corta cabezas» en el Kremlin por hacer el ridículo en Ucrania.

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Putin busca chivos expiatorios y el jefe del Estado Mayor Ruso (Inf izq) y el Ministro de Defensa (Inf. Der) podrían ser los próximos
Putin humilló en público a su jefe de Inteligencia Extranjera, Sergéi Narishkyn

Por: Cristian Antonio Cooz.- En un arranque de ira hitleriana, Vladimir Putin comenzó a «cortar cabezas, rabos y orejas» de sus acólitos, a quienes acusa de incompetencia y de frustrar sus «geniales planes para Ucrania».

Los primeros en caer en esta redada o purga staliniana, han sido el hasta ahora «poderoso» jefe de la rama de Inteligencia Extranjera del Servicio Federal de Seguridad (antigua KGB), Serhiy Beseda y su mano derecha Bolukh, Jefe del Departamento de Asuntos Internos.

La implacable purga staliniana de Putin, se desató por el «papelón» que ha sido hasta ahora su «operación militar especial en Ucrania» y porque su servil círculo interno, le aseguró que «sería fácil y rápida».

Los sacaron de sede en Plaza Lubianka

La cólera de Putin habría alcanzado cotas terribles este jueves 10 de marzo (día 15 de la invasión a Ucrania) y mandó a por sus jefes de espías, a quienes  supuestamente sus subalternos sacaron a empujones del gran edificio de ladrillos amarillos que es la sede del FSB ubicada en la plaza Lubianka, no lejos de la Plaza Roja y se los llevaron a prisión. Se supo que posteriormente les dieron arresto domiciliario.

Según escribió en su cuenta twitter el periodista ruso experto en el Kremlin, Andrei Soldatov, @AndreiSoldatov «Putin parece estar realmente descontento con el FSB en Ucrania: atacó al Servicio 5 SOiMS (la rama de inteligencia extranjera del FSB). Sergei Beseda, jefe del Servicio, y su adjunto Bolukh, jefe del DOI, puestos bajo arresto domiciliario, según mis fuentes internas».

Lo olieron con Naryshkin

El círculo cercano de Putin se “olió” que este desencadenaría una Purga cuando humilló a su Jefe del Servicio de Inteligencia Extranjera Sergéi Naryshkin durante un Consejo de Seguridad que había convocado el líder ruso antes de dar su discurso sobre el reconocimiento de los territorios prorrusos del este de Ucrania en el Donbass.

En ese Consejo, Naryshkin se enredó al hablar, quizás por los nervios de Putin, quien lo miraba fríamente como si lo fuera a desintegrar con sus rayos caloríficos.

Naryshkin intentaba dejar la puerta abierta a un diálogo con Ucrania, pero Putin enfureció y cargó contra el pobre hombrecito como si fuera el mismísimo Iosif Stalin aterrorizando a uno de su séquito.

“¿Está proponiendo una negociación? ¿Lo vas a reconocer o lo reconoces? ¡Habla claro Sergéi!”, increpó Putin amenazante sobre el asunto de las autoproclamadas repúbicas de Donesk y Luhansk del Donbass a Naryshkin, y este, al borde de un síncope, tuvo que decir lo que quería escuchar su amo. Luego Putin le ordena “Puedes sentarte”, como si fuera un muchacho de escuela retado por su profesor.

Ahora, todos en el círculo íntimo y el alto mando del gobierno de Putin están alertas. Uno de ellos puede ser el próximo blanco de la ira del amo de Rusia. Expertos militares occidentales creen que le tocará el turno al Jefe del estado Mayor de las fuerzas armadas rusas, el General Valeri Gerasimov (a quien le mataron en Ucrania en días pasados a su sobrino Vitaly Gerasimov) o al Ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú. Aunque estos dos son pesos pesados, y se verá si se dejan humillar como el pobre de Naryshkyn.

Tanques robados por granjeros y soldados atrapados en ascensores

Desde que comenzaron los reveses en Ucrania, se supo en el Kremlin que esta operación sería de todo, menos fácil. En vez de recibir al ejército de Putin con flores (como le habían dicho sus servicios de inteligencia), los soldados ucranianos los recibieron a plomo.

Lo que sería una invasión de dos días, ya lleva 15 y ha pasado de todo para las tropas de Putin: desde quedarse sin gasolina, hasta tener que comer los soldados raciones de combate vencidas hace varios años atrás.

Helicópteros, tanques y aviones destruidos; dos generales  de alto rango abatidos por francotiradores ucranianos; soldados «élite» atrapados en un ascensor; blindados robados por granjeros en tractores; una larga columna blindada (norte de Kiev),  detenida por mala logística y la rasputitsa del «General Invierno», entre otros bochornosos hechos que dejaron en evidencia las falencias del «poderoso» ejército de Putin.

Para colmo de Putin, su «aliado» de Bielorrusia, el dictador Lukashenko, se ha mostrado temeroso y pusilánime.

Ni que hablar de las cacareadas tropas Chechenas que llegaron a Ucrania exhibiéndose como muy temible, y los mataron a casi todos.

Incluso las «armas milagrosas» como los misiles Iskander o los Tsircon, no han demostrado la valía que le endilgaba la furibunda propaganda rusa desde hace años.

La invasión de Ucrania ha ido de descalabro en descalabro para Putin. Gane o pierda en Ucrania, el prestigio de Putin está dañado ante sus socios chinos, ante Europa, ante EE. UU y ante el mundo entero. La victoria, el dolor, el sudor, las lágrimas, es de los Ucranianos, y para ellos, ganen o pierdan, suya es la Victoria.