Cristian Antonio Cooz.- El domingo 9 de octubre, toda la zona de Tejerías, estado Aragua, Venezuela, amaneció como un área de infinito sufrimiento, destrucción y muerte, donde los supervivientes gritaban desgarradoramente, dando tumbos, caminando desorientados, heridos en sus cuerpos y almas, llenos de barro, inundados sus rostros de lágrimas y con las ropas hechas girones, buscando a sus seres queridos entre los escombros generados por el deslave.
Las autoridades han confirmado 25 personas muertas, mientras que presumen que otras 52 estarían sepultadas bajo toneladas de lodo y rocas generadas por este horripilante deslave provocado por desbordamiento de la quebrada de Patos y otros cuatro cursos de agua.
El gobierno de Nicolás Maduro movilizó equipos de rescate compuesto por unos mil rescatistas al epicentro de la tragedia y la Vicepresidenta Delcy Rodríguez acudió también al sitio desde donde informó sobre la terrible situación por la que se decretó Tragedia Nacional y luto por 3 días en todo el territorio.
Como ya se sabe, el escalofriante deslave se produjo en horas de la noche del pasado sábado 8 de octubre debido a las torrenciales lluvias caídas en el estado centro costero de Aragua, lo que sorprendió en sus camas a miles de personas.
Escalofriante rugido en la oscuridad
Por su parte, el viceministro para Gestión de Riesgos y Protección Civil, Mayor General Carlos Pérez Ampueda, destacó que efectivamente más de un millar de rescatistas, policías y efectivos de las FANB, con la ayuda de perros adiestrados, siguen en la búsqueda de supervivientes en las Tejerías.
Según residentes de la zona, el torrencial aguacero con descargas eléctricas comenzó alrededor de las 8: de la noche del sábado 8 de octubre. Creyendo que era “otra lluvia más”, los habitantes de Tejerías se fueron a dormir, sin sospechar el peligro que les asechaba.
Esa misma aciaga noche, en las redes sociales reportaban iguales “palos de agua” en los estados Carabobo, Mérida, Falcón, Yaracuy, Miranda, Delta Amacuro, Bolívar, Sucre, Portuguesa y en la misma ciudad de Caracas.
Pasada la medianoche de sábado 8 para domingo 9 de octubre, la tragedia se abatió contra los ciudadanos de Tejerías que dormían. Cuentan algunos supervivientes que “el rugido se escuchaba en la negra noche como un monstruo”. Y eso precisamente era, un monstruo de agua, lodo y rocas que imparable arrastraba todo a su paso.
Lo perdieron todo
La pavorosa avalancha lo arrasó todo. Destrozó casas, enterrando vivos a sus ocupantes; inundó calles, derrumbó paredes, destruyó carros y acabó con los postes del sistema eléctrico. En esta hecatombe inenarrable, algunos hubieron de aferrarse a lo que consiguieron para no ser “devorados” por el mortal torrente.
Este lunes, los habitantes de Tejerías, aterrorizados, sacaban cuentas de lo que habían perdido en la horrorosa destrucción, aunque seguían tenazmente con la esperanza de poder encontrar a sus seres amados entre la espantosa destrucción.
Muchos de ellos, aun estando vivos, lo perdieron todo, pues sus seres queridos perecieron en la hecatombe y además perdieron sus casas, sus carros y las pocas cosas que les ayudaban a sobrevivir en un país sumergido en constante crisis desde hace muchos años. El futuro es más que incierto.