Kaila Muller, la víctima del sanguinario jefe del ISIS que le predijo que moriría «cazado como una bestia»

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Cristian Antonio Cooz.-La operación «Kaila Muller», para liquidar al brutal y sanguinario líder del Estado Islámico, inició la medianoche del 26 al 27 de octubre de 2019 con el despegue de 8 helicópteros CH-47 Chinook de la base aérea Al Asad, cerca de Erbil, en Irak.

La operación de los Delta Force había sido bautizada en memoria Kaila Muller, una valerosa mujer de 26 años que se enfrentó a las brutalidades de los yihadistas.

Por órdenes del despiadado Abu Bakr al Baghdadi, ella, cooperante de EE.UU, fue secuestrada en Alepo en 2013, violada y torturada por dos años, hasta que finalmente en 2015, fue ejecutada a sangre fría.

Antes de morir, la joven Kaila Muller, con el cuerpo convertido en un cadáver viviente, pero con el alma y la mente preclara e inquebrantable, le predijo a Abu Bakr al Baghdadi, que pagaría por sus crímenes, «que sería cazado como una bestia y moriría chillando como un cerdo».

Al Baghdadi se burló cínicamente de la chica y le aseguró que él viviría muchos años más para decapitar, y hacerle lo mismo que a ella, a las impuras que no se sometían a las leyes de los yihadistas.

Yihadistas arrepentidos fueron quienes relataron este triste episodio. Uno de ellos, fue el que proporcionó información vital al servicio de inteligencia Turco, quien a su vez, pasó las coordenadas del escondite de al Baghdadi a los norteamericanos.

Esa noche cerrada, en que los aparatos de transporte se elevaron en el cielo nocturno, llevando a 70 elementos de Comandos Especiales del Delta Force, liderados por el teniente general Scott Howell, comenzaba a cumplirse el vaticinio de Kaila Muller; comenzó a cumplirse su justicia y su venganza.

Para ese momento en que los comandos del Delta Force al fin se pusieron en camino hacia el pueblo de Barisha, en la provincia siria de Idlib, al oeste de Alepo, ya habían pasado al menos tres oportunidades, pospuestas porque el escurridizo yihadista, lider de ISIS, Abu Bakr al Baghdadi, se movía erráticamente de un escondrijo a otro.

«Como en una película»

Pero ahora, los helicópteros Chinook, escoltados por drones y aviones caza-bombarderos armados con misiles y bombas inteligentes, se dirigían hacia el objetivo.

A 10 mil kilómetros de distancia, en la «sala de crisis» de la Casa Blanca, en Washington, el presidente Donald Trump, acompañado por el
vicepresidente Mike Pence, el consejero de Seguridad Nacional Robert O’Brien y el secretario de Defensa Mark Esper, observaba la operación en tiempo real «como si fuera una película», como él mismo diría más tarde.

Fue un vuelo de unos 70 minutos, tiempo durante el cual las aeronaves volaron bajo desde Erbil, Irak, hasta la provincia de Idlib, Siria.

Atravesaron espacio aéreo de Irak y en Siria, zonas controladas por Turquía y Rusia, quienes fueron informados y permitieron avanzar las aeronaves, incluso deseándole «suerte» a los Delta Force.

«Intrépido y peligroso ataque nocturno»

Antes de arribar a Barisha, lugareños armados «a quienes no les gustan los helicópteros» (como dijo Trump), abrieron fuego contra ellos. Los tiros fueron respondidos y pronto los Delta Forces desembarcaron en la periferia del complejo donde estaba escondido el sádico Al Baghdadi.

Los drones y cazabombarderos arrasaron los edificios cercanos que funcionaban como atalayas de seguridad.

El combate comenzó de inmediato. Los comandos liquidaron a la guardia exterior de Al Baghdadi, unos 5 elementos.

Temiendo una trampa mortal, los Delta Force evitaron entrar por la puerta principal.

Con poderosos explosivos abrieron un «hermoso agujero» (también palabras de Trump), en una de las paredes y entraron.

Los comandos provistos de gafas de visión nocturna, liquidaron otros terroristas, incluidas dos mujeres antes que pudieran hacer explotar los chalecos bomba que llevaban.

Otros cinco sujetos del anillo de seguridad interno dispararon con furia sus AK-47 contra el equipo Delta, pero también fueron sacudidos, atravesados por las balas que les arrancaron la vida con chorros de sangre, gritos, piel, ropa y huesos.

El verdugo sádico lloró y huyó gritando de terror

Como lo predijo Kaila Muller, Al Baghdadi fue perseguido por los soldados como una bestia. Los Delta Force le echaron un perro militar que llevaban con ellos.

El perro, con grado de suboficial, olió su rastro y a punta de ladridos feroces, lo empujó “hacia un túnel sin salida, sollozando, gritando y llorando todo el camino”, relató Donald Trump.

Al Baghdadi se escudó en dos de sus mujeres y tres de sus hijos menores. Pero a verse perdido, ni siquiera tuvo piedad de ellos en un postrero acto humano.

«Murió como un cobarde»

Quien fuera el culpable directo de miles de muertes, de actos de secuestro y tortura horribles; quien disfrutaba y grababa las decapitaciones, las violaciones de mujeres, niñas y ancianas; quien asesinaba a tiros y despellejaba niños y adultos, «Murió como un perro. Murió como un cobarde”, añadió el presidente Donald Trump.

Gritando de terror líquido, hizo estallar su chaleco bomba, muriendo y llevándose con él a sus mujeres y a sus hijos. El túnel colapsó sobre ellos.

El perro suboficial sufrió heridas

El cuerpo quedó despedazado. “No quedó mucho, pero había piezas sustanciales que recuperaron”, acotó Trump. Quien además detalló que en el sitio, la fuerza Delta realizó exámenes de ADN y se determinó que en efe to, era el sádico líder de ISIS.

A las 19:00 horas del domingo en Washington, el jefe de la audaz misión se comunicó con Trump y dijo: “100% de confianza, premio gordo. Lo tenemos. Cambio”

Fueron reportado dos soldados con heridas leves. Desgraciadamente, el perro suboficial fue herido de gravedad. Hasta este lunes 28 de octubre, se desconocia su real estado de salud.

Lo que sí se sabía, era que el perro militar recibiría todos los honores. Todos los Delta Force fueron héroes, pero el perro que acorraló y libró al mundo de la bestia sanguinaria que era Baghdadi, fue el mayor héroe de todos. Acabó con la bestia, como pronosticó Kaila Muller antes de morir. El perro militar fue instrumento de la justicia divina.