Cristian Antonio Cooz.-Se llama Virgilio Ferliú Pino de 59 años de edad, es mecánico de oficio, vive en el sector 5 de la Urbanización José Félix Rivas de Maracay, y cuenta la asombrosa historia de cómo sobrevivió milagrosamente tras ser arrastrado por la furia del río Limón el pasado 9 de septiembre en el municipio Mario Briceño Iragorry del estado Aragua.
Afortunadamente, este valiente señor, ha podido narrar la dramática y escalofriante historia con sus propias palabras en una entrevista concedida a El Siglo Tv del estado Aragua y traídas a ustedes por Las Noticias de Hoy.
Ferliú narró que, estando en el taller mecánico donde trabaja en el sector El Piñal, escucharon ruidos, más como rugidos extraños que provenían de los lados del río Limón.
¡Corran que el río se desbordó!
En un momento le preguntó a uno de sus compañeros del taller: ¿será el río? A lo que su interlocutor respondió -pero si no está lloviendo-.
Lo que no sabían era que hacia la montaña del Parque Henry Pittier sí estaba lloviendo y que se aproximaba una monstruosa avalancha.
Seguidamente se asomaron por debajo del portón, viendo angustiados como el agua empezaba a filtrarse por debajo.
Con horror escucharon que alguien alertaba: ¡corran! ¡se desbordó el río!
«No pensamos que se iba a meter el agua, pero en una de esas…tumbó el portón y reventó la pared».
El compañero de Ferliú se subió a un camión y él a una buseta.
«Como pude me subí a una buseta estacionada ahí, pero el agua furiosa y marrón subió como cuatro metros».
Dijo que el bus crujía mientras el agua lo movía como un juguete y lo levantaba con la facilidad de «mil gatos hidráulicos».
Él logró salir de la buseta sin saber cómo, cayendo al agua antes de que la feroz corriente arrastrara y engullera el pesado vehículo ante sus ojos todavía incrédulos.
Su cuerpo también fue arrastrado por la fuerza demoledora del agua del río Limón
La Odisea de Ferliú
Como Odiseo, el personaje de la mitología griega y sus desencuentros con aguas furiosas, así, comenzó la Odisea de Ferliú.
Se hundió, tragó agua, intentaba dar brazadas para salir de aquel siniestro torrente pardo, pero todo parecía inútil…iba a morir ahogado.
A su alrededor pasaban neveras, troncos, bombonas de gas, perolones y un sinfín de otros objetos, todos potenciales armas que podrían matarle.
«De hecho me agarré de uno de los perolones», flotando río abajo a una velocidad de vértigo.
Todo mundo me veía pasar, pero solo Dios podía salvarme
Así, entre peroles plásticos, fue que lo grabaron con sus teléfonos una personas que subieron el famoso video a las redes sociales.
Con la misma calma y sangre fría que mantuvo mientras era arrastrado río abajo, hacia una muerte casi segura, Ferliú contó que «todo mundo me veía pasar, pero nadie podía salvarme, solo Dios podía, y lo hizo», relató.
«Me encomendé a Dios. En ningún momento pensé que me iba a morir».
Las aguas se calmaron por unos segundos
En el sector 2 de Caña de Azúcar, las aguas del río, «amansó por unos segundos. Aproveché, agarré una rama de la orilla.
Fuí rescatado por personas de la zona», dijo Virgilio Ferliú.
«Creo que me sacaron por el patio de una casa (…), me preguntaron 《¿usted de dónde viene?》 no, yo vengo del Piñal 《¡muchaachoo!》 me dijeron sorprendidos»
Pensaba que era una película
«Y aquí estoy, convaleciente de los golpes yconvaleciente de la experiencia», acotó.
Con la entereza de un hombre de estirpe de guerrero y la humildad de un poblador digno de esa zona, Virgilio Ferliú mencionó que parecía mentira, que «pensaba que aquello era una película».
«Volví a nacer, aunque no me den tetero»
Agradeció a Dios porque «el próximo año podré celebrar mi cumpleaños».
Recalcó que tiene 59 años, pero que a partir de ahora «tiene dos días de nacido», haciendo referencia a su milagrosa sobrevivencia, ese día en que todo estaba dado para que muriera, pero que Dios tenía otros planes.
«Claro, no me dan tetero ni nada de eso, pero tengo dos días de nacido», dijo con un humor genuino, que le enaltece aun más por su forma de encararse a la vida y…a la muerte.
Necesita ayuda
Dijo que en ese trance, perdió solo cosas materiales, que pueden recuperarse, y aunque no lo pidió directamente, se ve que siendo un hombre de bajos recursos, necesitará de la ayuda de los venezolanos de buen corazón, que son la mayoría.
«En ese trance perdí la cartera, papeles, tarjeta, perdí lentes (…), ahorita de verdad necesito hacerme unas placas, pero no tengo los medios, ni de traslado, ni financiero», señaló.
La médico que lo vio, le recomendó hacerse ver por un otorrino, un oftalmólogo, hacerse placas y un chequeo general para descartar otros daños a su salud, aparte de los traumatismos sufridos mientras era arrastrado aguas abajo, siendo golpeado por palos, pipotes y otros objetos contundentes
Una parábola para Venezuela
Pra los habitantes de Aragua y de Venezuela entera, el señor Virgilio Ferliú Pino, salvó la vida por un milagro de Dios, al permanecer con fe inquebrantable en un furioso río de aguas mortales y salir con vida contra todo pronóstico.
«Es como un mensaje, para tener fe, una metáfora, una parábola para una Venezuela arrastrada por el desastre», como dijo un vecino del Piñal.