Partidas de nacimiento apostillada del difunto: algunos venezolanos inmigrantes en Colombia no descansan en paz… ni muriéndose

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Cristian Antonio Cooz/fotos: José Hernández Cooz.-Algunos venezolanos inmigrantes en Colombia no descansan en paz ni muriéndose, pues para ser enterrados en suelo Neogranadino o cremado el cadáver para ser repatriadas sus cenizas al país de origen, se les exige a los familiares mucha plata y un exagerado papeleo como por ejemplo, la ¡partida de nacimiento original y apostillada del difunto! Algo realmente imposible de conseguir en una Venezuela en crisis y menos, en tan poco tiempo.

Deudos han hecho público que para enterrar o cremar a quien ha muerto lejos de casa, mínimo deben tener un millón de pesos para salvar la brutal burocracia y tener de vuelta a su ser querido, aunque sea en cenizas.

Es por esta razón que la comunidad de venezolanos inmigrantes en Colombia, implora a los gobiernos de Bogotá y Caracas, que trabajen en un mecanismo bilateral para facilitar que los venezolanos que fallecen en suelo de la Nueva Granada, puedan descansar en paz, ya sea dando facilidades económicas para su entierro, o cremación y repatriación.

Familiares de los venezolanos inmigrantes en Colombia que han fallecido este 2021, narran que las funerarias se niegan a enterrar los difuntos hasta que no reciben al menos un millón de pesos completos. De igual manera, recalcan que se exige que los deudos entreguen la partida de nacimiento original apostillada del fallecido, cuando se sabe que eso, sacarlo en una Venezuela sumergida en una brutal crisis, es casi un imposible, un requisito absurdo.

Difícil repatriación en tiempos de covid-19

Los familiares claman ¡por humanidad! que los trámites para enterrar, cremar o repatriar sean menos rigurosos, dado que ya de por sí, los protocolos se han hecho cuesta arriba debido a la horrorosa pandemia de Covid-19 que ha hecho más pesada la carga para los inmigrantes venezolanos.

Se entiende que en tiempos de pandemia los cadáveres no pueden ser repatriados en ataúdes para darles cristiana sepultura en suelo venezolano por el elemento de posible contagio de Covid-19, pero los familiares suplican que por lo menos las cremaciones se hagan más accesibles económicamente y que se elimine tanto trámite burocrático ilógico e inhumano que magnifica la tragedia humana.

Algunos esperan que con el llamado Estatuto de Protección Temporal que el gobierno de Iván Duque otorgará a los venezolanos por un lapso de 10 años mientras sacan la visa, esta indignante situación cambie, dado que los venezolanos ya regularizados, podrían tener más oportunidades económicas y sociales.

Cadáveres en la sala de las casas o en la calle

Lo cierto es que esta situación tan indigna que se presenta con los fallecidos actualmente, ha generado que muchos deudos deban permanecer con los cadáveres en las salas de las casas alquiladas donde viven (cuando mueren ahí) sometidos a días de terror.

Por una parte son acosados por los caseros para que echen el cuerpo a la calle, mientras que por otra las funerarias piden mucha plata para enterrarlos, pero aun teniendo el dinero, también exigen documentos como las partidas de nacimientos originales apostilladas en Venezuela.

El desplazado muere dos veces

Los casos de los migrantes venezolanos que mueren en tierras extranjeras, son dolorosos (por la muerte en sí misma, el dejar de ser…), pero que a la tragedia del desplazado que dejó su tierra y a los suyos movido por la abyecta necesidad, al morir se le niegue la dignidad de un entierro o de ser repatriado (aunque sean sus cenizas) por trámites burocráticos y dinero, es ya el colmo de la desdicha.

Por algo, los venezolanos migrantes en Colombia dicen con tristeza: “los desplazados mueren dos veces. Cuando se van del país y cuando dejan de existir en el extranjero”.

Caso de El Pastorcito de Bejuma en Barranquilla

Hay relatos de casos realmente muy dolorosos, increíbles, pero ciertos: uno de ellos ocurrió con el ciudadano venezolano  Henry José López (55), uno de los  inmigrantes en Colombia, oriundo de Bejuma, estado Carabobo (centro costero).

Este hombre, hijo, hermano, padre, amigo y ciudadano ejemplar, pastor evangélico, mejor conocido como El Pastorcito, vivía en San Jacinto, Maracaibo y emigró a Barranquilla, Colombia, donde falleció el pasado viernes 26 de marzo a causa de un infarto al miocardio.

Para que lo sepultaran, le exigían a los familiares el millón de pesos, pero antes, insistían en la funeraria con lo de la partida de nacimiento original apostillada desde Venezuela.

Los atribulado familiares, sin recursos y sin ese papel, tuvieron que conformarse con que lo enterraran sin siquiera despedirse de él. Del hospital a la tumba. Despiadado, pero cierto.

Otro caso en Valledupar y la bendita partida apostillada

En otro dramático caso, reseñado en un diario de Valledupar, departamento Cesar, el 25 de marzo, la periodista colombiana Ninoska Reyes Urdaneta escribió que una familia venezolana de inmigrantes en Colombia, ¡permaneció cuatro días con un cadáver en la sala de su casa! Ante la imposibilidad de entierro o cremación por el tema económico y de papeleo absurdo.

La fallecida en este caso, fue la señora Lexy Elena Ramírez de 56 años, quien tras una caída en el barrio La Victoria, murió. Su familia no tenía la plata del entierro y en la alcaldía, les negaron la ayuda.

En la nota periodística, la comunicadora social recalca que «no hay derecho, es doloroso e indignante que un migrantes venezolano fallecido en tierras colombianas, no puede ser sepultado, bien sea por falta de recursos económicos o por trámites que retrasan el sepelio…»

La periodista colombiana resalta además, que mientras el cuerpo se descomponía en la sala «… en esta parte del viacrucis vivido, otro de los obstáculos, fue la exigencia de la partida de nacimiento original apostillada, documento que era imposible tramitar en Venezuela y traerlo de inmediato».

Al final, las autoridades se vieron obligadas a ceder y dejar de exigir la bendita partida de nacimiento para proceder a llevar el cadáver al crematorio.

Piden solución para «caídos en otras tierras»

Como el drama venezolano a veces parece no tener fin, los inmigrantes en Colombia piden al gobierno que flexibilice los trámites para dar cristiana sepultura a los compatriotas caídos en otras tierras.

Los venezolanos inmigrantes en Colombia, claman para que se deje de exigir la original de la partida de nacimiento apostillada para los fallecidos y se adecúen los costos de los sepelios.

Creen que esto puede lograrse, como se logró la regularización de venezolanos por 10 años, y disminuiría las calamidades, los avatares del destino y el dolor que ya padecen los venezolanos, no sólo en Colombia, sino en el resto del mundo por donde andan desperdigados como un pueblo martirizado.