Cristian Antonio Cooz. – Un funcionario de la Policía Municipal de Naguanagua, estado Carabobo, fue acusado de asesinar a la madre de sus hijas, identificada como Areinis Desirée Castillo (35), para lo cual presuntamente la encerró y la quemó con todo y casa.
Este escalofriante hecho ocurrió en el barrio Ruiz Pineda I, parroquia Miguel Peña de Valencia en horas de la madrugada del domingo 28 de febrero.
Al parecer, el funcionario policial con dos años de servicio y de nombre Juan Antonio Rodríguez de 29 años de edad, sostuvo una acalorada discusión con su esposa entre la noche del sábado y la madrugada del domingo, por lo que habría planeado y ejecutado su diabólico plan.
Sacó a las bebés y dijo que fue accidente
El alcalde de Naguanagua, Gustavo Gutiérrez, confirmó la presunta participación del funcionario en el asesinato y notificó que el supuesto femicida estaba en el hospital de Valencia, custodiado por el Cicpc, dado que presentaba quemaduras en 20% de su cuerpo.
Según se conoció, vecinos de Ruiz Pineda I llegaron a escuchar los gritos desgarradores de Areinis, pidiendo ayuda mientras se quemaba en la horrenda hoguera en que se había convertido lo que una vez fuera su hogar.
Cuando se dieron cuenta que era un pavoroso incendio, los vecinos corrieron al sitio y se encontraron con el esposo de Areinis, el policía de Naguanagua quien abrazaba a las bebés de ambos de 2 y 4 años, mientras observaba ensimismado las devastadoras lenguas de fuego.
El policía lloró y convenció a los vecinos de Ruiz Pineda que fue un accidente. Juró entre llanto anegado, que quiso salvar a su esposa, pero que sólo logró sacar a sus hijas.
Los vecinos le creyeron porque de paso, el policía de Naguanagua también presentaba quemaduras, como prueba de que había querido «dar la vida por su amada esposa».
Agentes del Cicpc no se comieron el cuento
Al llegar los bomberos y agentes del Cicpc a Ruiz Pineda, el policía dio su misma versión. Insistió en qué cuando quiso sacar a su esposa de la casa en llamas, ya era demasiado tarde.
Inspeccionando los restos humeantes y la posición del cadáver calcinado de la mujer, los agentes del Cicpc no se comieron el cuento del policía de Naguanagua de que todo había sido accidental.
Todo parecía indicar que había sido intencional, premeditado macabra y fríamente.
Presuntamente, parecía que a la víctima se le había bloqueado el paso de alguna manera para que no logrará salir de ahí con vida.
Extraoficialmente se supo que además, el cadáver de la víctima presentaba un golpe en la cara, como un puñetazo que los forenses determinaron como sufrido antes de su muerte entre las llamas.
El fuego se había esparcido tan rápidamente, porque todo había sido rociado con algún acelerante, posiblemente gasolina (según confirmaron los bomberos), y supuestamente, hasta se consiguió un envase con restos de este líquido inflamable.
Este caso es el cuarto femicidio que estremece a Venezuela en días recientes, dadas las brutales violaciones y asesinatos de las jóvenes Eliannys Martínez (17) y Eduarlis Falcón (20) ocurridos en Turén, estado Portuguesa y el asesinato por 6 puñaladas de una joven fisioterapéuta a manos de su novio en Caracas ocurrido este fin de semana.