Polonia y Ucrania, las víctimas preferidas del “matón ruso”

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Esta vez Polonia y Ucrania no se dejarán someter por el "matón ruso"

Cristian Antonio Cooz.-Enmarcándolo solo en los siglos XX y XXI, podemos decir que Polonia y Ucrania han sido “las víctimas preferidas del matón ruso”. Y es que Polonia y Ucrania han sentido todo el peso de la tiránica bota rusa en estos periodos de la historia. Veamos…

En agosto de 1939, el amo del Kremlin Iosif Stalin, decidió firmar un pacto con el diablo; un pacto de no agresión con el mismísimo Adolf Hitler llamado pacto Germano-soviético, por medio del cual, Hitler quedaba con las manos libres para invadir Polonia e iniciar la Segunda Guerra Mundial.

Pero este pacto, no solo servía para que Hitler iniciara su guerra contra la martirizada Polonia, sino que además, el reptilesco Stalin se aseguró la mitad este del país para sojuzgarla y ser absorbida por la comunista Unión Soviética.

Mitad pa´mí, mitad pa´tí

Con este pacto, Hitler y Stalin se repartieron Polonia a la mitad, pero esto no duraría mucho. Ambos dictadores, “caimanes del mismo pozo”, eran tan parecidos que no confiaban el uno en el otro. “Cada ladrón juzga por su condición”, reza el proverbio.

El amor fingido entre ambos tiranos no duró nada. En junio de 1941, cuando ya Polonia estaba arrasada y sometida su pueblo a las más abyectas torturas y muerte, Hitler decidió ir por su “camarada Stalin”.

¡El menso de Stalin no podía creerlo! Sabía que Hitler iba a atacarlo, pero no tan rápido. La guerra entre la Unión Soviética y la Alemania Nazi fue la más brutal de la historia humana; no podía ser de otro modo entre dos tiranos a los que les importaba muy poco la vida de sus propios soldados y civiles.

La hambruna o el Holodomor de Ucrania

Huelga decir que tanto los pueblos de Polonia como Ucrania (este último país ya sometido a Moscú), sufrieron los horrores desatados en esta guerra entre las bestias Hitler y Stalin. Incluso, ya en Ucrania, había padecido años y años de sufrimiento bajo el yugo ruso, siendo uno de estos abyectos castigos el Holodomor, o hambruna que mató en Ucrania unos 12 millones de seres humanos, y todo porque a Stalin se le había ocurrido el macabro programa de “colectivización de la tierra” entre 1932-1934.

Ya en 1945, cuando las tropas alemanas derrotadas salían de Polonia, el pueblo pensó que había llegado la liberación, pero no…habían cambiado un yugo por otro. Polonia fue sometida por la Unión Soviética con Rusia a la cabeza y al igual que Ucrania, tras la segunda guerra mundial vivieron años de oscurantismo. Polonia fue obligada a firmar un acuerdo “matrimonial” con Rusia llamado el Pacto de Varsovia, hasta que finalmente, con la caída de la nefasta URSS en diciembre de 1991, se sacudieron décadas de yugo ruso.

Entrado el siglo XXI, Polonia es una nación vibrante, exitosa y luchadora, tal como su vecina y amiga Ucrania. Pero eso no le ha gustado al “matón ruso” que, con Vladimir Putin como el dictador de turno en el trono del Kremlin, decidió someter a sus deseos destructivos nuevamente a Ucrania.

¡Esta vez no! ¡esta vez vamos a pelear!

Rusia creyó que le sería muy fácil someter a la siempre vapuleada Ucrania; Moscú creyó que Ucrania se rendiría a sus pies y se sometería callada, sumisa, obediente…pero se equivocó. Ucrania esta vez ha luchado con todas las fuerzas de su ser y ha mandado a la mierda a Rusia, como le hicieron los soldados ucranianos en la “Isla de Las Serpientes” al ahora hundido el “poderoso” crucero de misiles “Moscú”.

Incluso Polonia, harta de ser la víctima propiciatoria e histórica de Rusia, se está vengando de tant6os y tantos años de sometimiento y dolor a manos del “matón ruso”. Polonia, como miembro de la OTAN, se ha convertido en la líder de la ayuda a su vecina Ucrania y ha sido co-artífice de la lucha contra la invasión de Putin, “el Stalin del siglo XXI”, como ya le dicen en Ucrania y en la propia Rusia.

Rusia sueña con hacer de nuevo suya a Polonia, pero “esta vez no nos vas a joder”, es más o menos la traducción de lo que dijo un soldado Ucraniano en el frente del este, sentir que es ampliamente recogido y compartido por los Polacos que saben lo horroroso que es vivir bajo el yugo de la bota del “matón ruso”.