Un Cicpc y 5 malandros muertos durante feroz plomazón en las Palmitas, sur de Valencia

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Cristian Antonio Cooz.-!Pum! !pum! !pum! !raaatatatatatata! Eran los sonidos escalofriantes de la feroz plomazón que se desató entre delicuentes y policías y que dejó presuntamente como saldo sangriento, un Cicpc y 5 malandros muertos.

La tormenta de plomo se desencadenó en horas del mediodía de este miércoles 23 de octubre, cuando funcionarios llegaron a las invasiones «Tierra Bolivariana» de Las Palmitas, parroquia Rafael Urdaneta de Valencia, estado Carabobo, en busca de un peligroso pran conocido como «el bebé».

No más ingresar la comisión a las calles de esa «tierra de nadie» que es ese deprimido barrio de casas cancerosas construidas con cartón, fierros oxidados, plásticos y láminas de cinc, fueron recibidos a plomo hereje por los secuaces del «bebé».

Un infierno de tiros y gritos

Vecinos de la zona describieron el enfrentamiento a tiros como una «verdadera batalla campal», «un infierno de tiros y gritos». Describieron que «el humo de la pólvora cegaba, y reptaba en las calles como espectros asesinos».

Se supo además, que los delicuentes estaban armados, no solo con pistolas y revólveres, sino supuestamente con ametralladoras. » Lo único que les faltaba a los choros era un tanque y misiles «, dijo un vecino.

La tempestad de plomo agujereaba carros, ranchos y levantaba surtidores de tierra de las torturadas calles.

Al verse sorprendidos por tal poder de fuego, los funcionarios de élite de la Brigada de Acciones Especiales (BAE) del Cicpc, respondieron con todo lo que tenían, haciendo retroceder a los feroces delincuentes.

Los malandros no tuvieron de otra que enconcharse en una destartalada vivienda, desde donde ametrallaban rabiosamente todo a su alcance.

Cayó en cumplimiento de su deber

Desgraciadamente algunas de esas balas, alcanzaron a uno de los funcionarios, identificado como Ángelo Bolívar, quien sin embargo, antes de caer en el cumplimienti de su deber, logró «echarse al pico» al menos a uno de sus asesinos.

Tras ver caer bañado en sangre a su compañero, los agente instaron por última vez a los criminales a rendirse, pero estos redoblaron el tableteo de sus ametralladoras.

Así que, el rancho donde se habían atrincherado fue convertido en un rayador de queso.

Los asesinos fueron alcanzados uno a uno. Las balas los atravesaron de parte a parte, arrancándoles gritos desgarrados, chorros de sangre, así como girones de piel y ropa.

Al menos cinco de los feroces criminales mordieron el polvo en tan terrible enfrentamiento donde corrió mucha sangre.

Se desconoce si «el bebé» fue abatido con sus secuaces, pero se esperaba que la jefatura del Cicpc diera detalles del caso en las próximas horas.